El año pasado, Javiera Guzmán de la carrera de Pedagogía en Inglés y Mauricio Angulo de Ingeniería Informática, fueron los beneficiados por la Beca Universidad de Hirosaki Japón para estudiar por un año en el este asiático.
La pequeña ciudad de nombre Hirosaki, ubicada en la prefectura de Aomori fue la que recibió a estos estudiantes que, como cualquier joven universitario, la oportunidad de viajar al extranjero por el periodo que sea se convierte en una experiencia gratificante tanto para su vida personal como académica.
Amistades, desafíos, anécdotas, viajes y nuevos conocimientos fueron sólo algunas de las cosas que Javiera y Mauricio compartieron para que futuros estudiantes conozcan esta beca y la gran oportunidad que conlleva la posibilidad de viajar a Japón.
Asignaturas que cursaron estando en la Universidad de Hirosaki
MA: Tomé varios de cultura y literatura. Obviamente idioma japonés, este curso fue muy vuela o muere, como que te empujaban y ahí veías si flotas o no.
JG: Por supuesto tomé ramos del idioma japonés y después tomé literatura japonesa de guerra, también tomé deportes tradicionales japoneses, arte regional, un ramo de literatura infantil que fue muy interesante porque se podía analizar más a fondo cómo, por ejemplo, los japoneses muestran la guerra y todo lo que conlleva ésta a los niños. Ah y otro ramo que tomé fue chino básico, eso fue bien interesante porque era en japonés y medio inglés/español.
¿Viajaron estando en Japón?
MA: Sí, viajé a Tokio y a Omori. La ciudad de Omori es bien bonita, es mucho más grande que Temuco. Quería ir a otros lugares pero no me alcanzó el dinero, porque viajar allá es súper caro. En Japón, con las amistades que hice, quedé invitado a hartos lugares como Corea, Canadá y a Norteamérica, Tennessee.
JG: En el verano viajé mucho por Japón, fui hasta Hiroshima. Pude ver muchas cosas y pude aprender también harto de los japoneses en el sentido de cómo ellos ven el tema de la bomba o cómo pasó ese tema y el de la guerra en sí.
¿Alguna anécdota que quieran contar?
MA: Yo trabajaba y estudiaba, en un principio se me hizo difícil por el tema de los horarios, pero después pude adaptarme, y estudiar en mi tiempo libre, así que no hubo problema alguno. Trabajé en un restaurant con jóvenes de otros países.
JG: Estando en Japón, conocí Hiroshima y quedé muy sorprendida de la forma en que los japoneses ven la guerra, más allá de ser un hecho muy triste, lo ven como un aprendizaje de una experiencia que nunca debe volver a repetirse y que está muy arraigada en su cultura pese a los años.
¿Hicieron nuevas amistades?
MA: Sí, de Canadá, Norteamérica, China y de Corea. Hartos amigos de Corea me invitaron allá.
JG: El primer semestre había gente de Francia, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Tailandia y Nueva Zelanda. Pero aparte de la universidad conocí a gente de Ghana, de Malasia, Filipinas, mucha gente pero nadie que hablara español.
Diferencias entre la cultura japonesa y la chilena
MA: Dos cosas que me di cuenta cuando volví a Chile; lo primero, con lo de la puntualidad, allá si el tren se demora tú puedes reclamar y pedir un boletín como un justificativo, por si llegas atrasado al trabajo. Y otra cosa es que acá todos son de piel en comparación a los japoneses, me cuesta acordarme que aquí tengo que saludar de beso a las mujeres.
JG: Yo me hice muy amiga de un canadiense y nos abrazábamos y los japoneses juraban que nosotros éramos pareja, por ejemplo, en Japón no se toman de la mano, cuando van en la calle van como a un brazo de distancia, eso me llamó mucho la atención; Porque la manera de cómo se tratan hombres y mujeres es muy diferente. También, que no miran a los ojos, sólo lo hacen de vez en cuando, o sea, es muy difícil que te miren fijamente y yo miraba a los ojos, aveces era incómodo.
En cuanto a la experiencia personal adquirida
MA: Me sentí bien, son bien acogedores los japoneses. Nos llevaron al departamento que nos iban a pasar y nos dieron la bienvenida. De ahí nos contaron que las clases empezaban en dos semanas y llegaron los estudiantes que estaban del semestre pasado a contarnos todo. Fue súper rápida la inducción.
JG: En realidad, Japón cura. La experiencia de estar afuera un año sola es enriquecedora. Creo que es importante que los estudiantes sepan de la experiencia de vivir afuera.
Sin duda haber vivido en Japón por un año, marcó a los dos ufronianos Mauricio y Javiera, quienes aprovecharon al máximo esta oportunidad de estar en Japón, país que combina la tradición y la modernidad de manera armoniosa.
Te invitamos a la sección de nuestra webpage “Becas”, donde podrás buscar más información sobre la Beca Hirosaki y sus requisitos.
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